«Érase una vez una niña. Era muy feliz y le encantaba perseguir las mariposas, corriendo por los hermosos campos verdes donde vivía. Un día soleado ella, como de costumbre, iba detrás de una mariposa azul, cuando, de repente, se topó con un sapo enorme lleno de verrugas. ¡Qué asco! -exclamó la niña, tapándose la boca. -Es posible que te dé asco, pero soy un principe encantado. NO puede ser -dijo...