Una manera (hay algunas) bastante eficiente para invocarlo es la siguiente:
Asegúrese de que sea domingo, de preferencia el primer domingo del mes, a las 10 de la mañana.
Procure estar solo y no ser interrumpido.
Tome una vela azul con el suficiente grosor para que la vela se mantenga en pie; y, luego de rezar, tome la vela y frótela con ambas manos desde la base hasta la parte de arriba: repita esto siete veces.
Tome una cartulina blanca, dibuje el sello del arcángel Miguel en la parte superior de la cartulina (se recomienda que ocupe el 1/2 superior o el 1/3 superior de la cartulina); y, en la parte inferior, escriba sus peticiones, lo que le quiere decir al arcángel Miguel y un agradecimiento por estar en su camino
Encienda la vela azul.
Tome la cartulina blanca, lea las peticiones y, cuando termine, agradézcale al arcángel por estar en su camino y estar allí presente. Nota: en una variante, no lee la carta y pasa directamente al siguiente paso
Doble la cartulina y póngala debajo de la vela.
Recite una de las oraciones conocidas (elección personal) al arcángel Miguel. Nota: la oración, o se la sabrá de memoria, o la tendrá anotada en un papel aparte de la cartulina.
Cierre los ojos, ore interiormente, intente sentir a Dios y de ser posible al arcángel, visualice que se ha cumplido su petición, agradezca en su interior a Dios y a Miguel y abra los ojos.
Queme el papel antes de que la vela azul se consuma.
Deje que la vela se consuma, váyase si la vela se demora mucho y no desea esperar.
Nota: si no ves cumplida tu petición, repítela todos los domingos que sean necesarios, intentando hacerlo siempre con la mayor fe posible y en un estado de paz interior y ausencia de ira, odio, rencor o mala voluntad hacia el prójimo.